Bursitis de codo y de rodilla
Bursitis de codo y de rodilla. Hoy te contamos en qué consiste la Bursitis de codo y de rodilla y cómo te podemos ayudar a tratar esta dolencia desde nuestra Clínica de Fisioterapia Carmen Alonso.
Bursitis de codo y rodilla
La bursitis es la inflamación o irritación dolorosa de unas bolsas, llamadas bursas, que aparecen en lugares donde existen puntos de rozadura como los músculos, tendones o huesos. La función de estas bolsitas es ayudar al movimiento normal de las articulaciones y evitar fricciones directas entre ellas. La bursitis se manifiesta, entre otras zonas, en hombros, rodillas, caderas, pelvis, codos, dedos de los pies y talones.
Existen dos tipos de bursitis: la aguda o la crónica. En la primera, la articulación afectada adquiere un color rojizo y tiene una temperatura superior al resto del cuerpo. Es dolorosa y suele ser causa de una infección o gota. En la crónica, hay hinchazón y dolor y disminuye el movimiento habitual, provocando una atrofia muscular y debilidad motora.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas característicos de la bursitis son dolor e incapacidad para llevar a cabo ciertos ejercicios o movimientos usuales en la vida diaria. Puede aparecer de repente o de manera progresiva, algo que el paciente nota por el movimiento y el tacto, pues la piel que rodea a la bursa está más sensible de lo habitual. Los síntomas dependerán de la zona afectada, pero los más comunes son: dolor articular y sensibilidad al presionar la zona próxima a la articulación, rigidez y dolor al mover la articulación perjudicada y enrojecimiento, hinchazón y fiebre de la zona.
Causas de la bursitis o por qué se produce
Pese a que a menudo se desconoce el origen de esta enfermedad, la causa principal de la bursitis puede ser el uso excesivo de una articulación. La repetición diaria del mismo movimiento o llevar a cabo un sobreesfuerzo en las articulaciones puede generar esta patología. Además puede también surgir por un traumatismo, infecciones, heridas o como consecuencia de otras enfermedades, como gota o artritis reumatoide.
Aunque no siempre se conoce el origen de este trastorno, las causas más frecuentes se relacionan con el uso excesivo de una articulación, ya sea por razones cotidianas, profesionales o deportivas (músicos, jardineros, enmoquetadores, soladores, carpinteros…). Esto es así porque los movimientos reiterados o la realización de un sobreesfuerzo en una articulación puede suponer un roce inadecuado entre la bursa y los huesos, provocando la inflamación.
Esta patología puede ser también consecuencia de un traumatismo en la zona afectada, una infección u otras enfermedades como la artritis reumatoide o la gota.
Según precisan los especialistas, puede distinguirse entre bursitis agudas (aparecen de forma repentina y brusca) y crónicas (que son agudas sucesivas en una misma articulación).
Factores de riesgo
Son más frecuentes en algunas profesiones o prácticas deportivas ligadas a la repetición de una articulación o a la presión continuada sobre la misma. Por ello, trabajos como el de carpintero o el de peluquero tienen un mayor riesgo. Igualmente, se trata de una lesión típica de los runners, de los golfistas, de los tenistas, de los deportes de contacto y de cualquier ejercicio que no mantenga la postura articular correcta.
Además de estar ligada a ciertas profesiones o pasatiempos, se hace más frecuente con la edad, el sobrepeso (de cadera, de rodilla…) y otras afecciones.
¿En qué consiste el tratamiento?
En la mayoría de los casos la bursitis desaparece sin aplicar un tratamiento específico. Aun así, el especialista se centrará en reducir el dolor y la inflamación al paciente recetando antiinflamatorios o corticosteroides. En caso de ser una bursitis aguda sin infección, la persona debe evitar sobreesfuerzos, limitar ciertos movimientos y aplicar frío en la zona dañada para disminuir la hinchazón. Si se presenta una bursitis crónica el tratamiento es similar, aunque debido a que el reposo no surge efecto, se debe recurrir a métodos más agresivos y directos como la fisioterapia intensiva o las inyecciones de corticosteroides. En caso de presentar infección, se debe extraer el líquido acumulado y seguir un tratamiento con corticoides.
Si bien la bursitis suele desaparecer sin tratamiento, no hay que tomársela a la ligera, pues de sufrir una bursitis aguda se puede derivar a que sea crónica. En todo caso ante la aparición de la bursitis lo mejor es evitar forzar la zona afectada con esfuerzos extra, la aplicación de frío o calor en la zona, y en cuestión de medicamentos siempre bajo prescripción médica se recomiendan los cortico-esteroides. Para el tratamiento de la bursitis crónica sin duda hay que recurrir a fisioterapia, y en ocasiones a inyecciones de cortico-esteroides e incluso a extraer el líquido que se acumula en la bursa si se halla infectada. En cuanto a las maniobras que la fisioterapia puede hacer para tratar la bursitis tenemos:
- La aplicación de compresas frías que ayudan a reducir la inflamación y bajar el dolor, como paso previo a la manipulación,
- El criomasaje puede estar indicado, en Rehabtiva el uso de la crioterapia sería una de las posibilidades a estudiar,
- Al controlar el dolor podemos empezar con ejercicios de movilización de la articulación afectada,
- Se pueden aplicar ultrasonidos, microcorrientes, tens e incluso láser.
Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a tratar tu dolencia o rehabilitación.
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